Según un
estudio realizado por Tony Roy, profesor de filosofía de la Universidad de California, muchas de las
causas del insomnio se debe a problemas con la temperatura al descansar. Las comidas copiosas, muy abundantes, el ritmo de vida, el calor, son algunos de los condicionantes que pueden alterar tu descanso.
Ya que suponen un cambio en la temperatura ambiental y corporal, lo que altera el sueño. Para Roy, la temperatura varia con la edad. De forma que para personas mayores o niños el rango óptimo de temperatura sería de 19 a 21 grados y de 18 a 21 grados, un poco más cálido que para los adultos y jóvenes. Para el sector joven y adulto la temperatura óptima oscila entre los 15-19 grados centígrados.
Para poder conciliar el sueño apropiadamente, especialmente en verano, debemos ajustar la temperatura ambiente de forma que se mantenga lo máximo posible entre su rango óptimo para garantizar la conciliación del sueño y un buen descanso.
Mientras que las temperaturas cálidas son desfavorables para un buen descanso, en el caso de temperaturas frías, la cosa varía. Dormir con temperaturas frescas ayuda a conseguir una mejor calidad del sueño. De modo que mantener una temperatura fresca en el dormitorio ayuda a facilitar el proceso de termoregulación de nuestro organismo, favoreciendo el descanso.
Dormir con temperaturas muy altas de calor puede hacer que nuestro sueño sea más superficial, mientras que durmiendo más frescos, podemos alcanzar la fase REM de sueño.